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lunes, 15 de agosto de 2011

encuentre el espíritu en su alma

"Santiago 1:23 Porque si alguien es escucha de la palabra y no hacedor, es es como un hombre que mira atentamente a su cara natural en un espejo. 24 Porque él se mira a sí mismo y se aleja e inmediatamente se olvida como era. 25 Pero uno que mira a la ley perfecta, la ley de la libertad, y persevera, de no ser escucha que se olvida sino un hacedor que actúa, él será bendito en su labor". - La Epístola de Santiago [Santiago], La Sagrada Biblia.


Cuando niño creciendo en una granja en Misuri, esperaba a la Feria del Condado al término de un verano de arduo trabajo y aislamiento de la mayor parte del mundo exterior. Las expectativas de este evento anual llenaban mi mente con un sentido de entusiasmo durante semanas previas a la Feria. La gente que llegaba al condado para montar la rueda de Chicago, los carruseles y los diferentes puestos que ofrecían premios por lanzar o encestar con frecuencia era gitanos que tenían personalidades como si fueran afuerinos de París, Misuri como la Torre de Eifel. Pero, no importa que ocurriera en la feria, el sentido de hacer algo diferente e interactuar con gente diferente me daba un sentido de que el mundo era más grande y más exitante que el mundo en el cual yo vivía. Es este sentir de entusiasmo y exitación que yo he continuado buscando a través de mi vida. Es este espíritu de entusiasmo, yo creo, que la mayoría de nosotros deseamos experimentar en nuestras vidas.


En la metafísica hay una frase, "cambia tu pensar y cambia tu vida", pero en realidad todo está siempre cambiando, nosotros no siempre estamos conscientes de que eso es así. El cambio entonces, no es solo la verdad para nosotros, sino que es un requisito mandatorio de que nosotros debemos estar conscientes de eso, para evitar la depresión y todos los males que le siguen. No podemos cambiar las condiciones en las cuales nosotros vivimos sin cambiar nuestra consciencia y no podemos cambiar nuestra consciencia sin cambiar nuestras creencias, pensamietos y acciones. Esta es una verdad que fue revelada miles de años atrás como podemos leer en la Epístola de Santiago en las antíguas escrituras. Santiago estaba advirtiendo a la gente no dejar que la inacción embote su sentido de estar vivos y de ser activos participantes de la vida.


Wallace D. Wattles en su libro, "La Ciencia de Ser Ricos" nos dice de desarrollar una "mente que avanza". Aún más él escribe que, "No hay tal cosa posible en este universo como la falta de oportunidades para una persona que está viviendo en avance de la vida". En ésto nosotros debemos estar conscienctes del cambio, conscientes de lo que estamos haciendo, conscientes de lo que estamos haciendo exitósamente, conscientes de un universo lleno con oportunidades y posibilidades para el avance y el aumento del bien. No importa lo que podemos experimentar, nosotros no debemos permitirnos admitir el fracaso o la desilusión porque éstos llevan con ellos una energía que niega nuestra fe y confianza. Cuando hemos elegido que deseamos alcanzar y actuar de acuerdo en todo lo que hacemos, encontraremos que lo que quiera que parece ser un fracaso es sólo el proceso selectivo de nuestra consciencia rechazando eso que no es para nosotros. Nuestra habilidad de discernir conscientemente lo que es verdad y lo que no es nos da la habilidad de continuar en el camino del avance hasta esa meta que hemos fijado para nosotros. Siempre debemos pensar desde la presunsión que el Espíritu siempre sabe lo que es para nuestro mayor bien y que el Espíritu nunca nos dejará mal. Cuando mantenemos la fe en nosotros mismos, encontraremos que un mayor sentido de tranquilidad en manteneer la fe en el Espíritu que vive en nosotros.


Encontraremos el Espíritu dentro de nuestra alma cuando hablamos las palabras de afimación y vivimos las palabras que pronunciamos. El Espíritu nos guía a través de la consciencia y las palabras que decimos nos revelan nuestra consciencia. Cuando perdemos control de nuestras palabras, perdemos control de nuestras vidas porque ambos son los efectos de la consciencia revelándose. Para algunos de nosotros, ésto ha sido un gran reto, pero hemos puesto eso en el pasado a medida que avanzamos con nuestra consciencia desarrollada de saber y aceptar que la Inteligencia que nos creo, debe ser revelada por nosotros, desde adentro. Cuando vamos más allá de la religión y liberamos nuestra mente de ideas que nos atan a la posibilidad de la negatividad, podemos permitirnos nosotros mismos de obtener un sentido de ser libres de obstrucción y compromiso en Espíritu.


Del Dr. Frank Richelieu, "El Arte de Ser Tu Mismo": "El reino de los cielos, de la consciencia expandida, está dentro de tí. El reino de la libertad está dentro de tí. La vida está siempre revelándose y siempre creciendo, pero nos mantenemos prisioneros de nuestros pensamientos, miedos, hábitos y debilidades. Mientras seamos nuestros propios carceleros, no podemos experimentar libertad".
Repite para tí mismo:
"Ya no soy más prisionero de mí mismo. Yo miro hacia dentro a la vida creativa que es mía. Yo se que la Inteligencia creativa mantiene todo el universo operando en armonía en perfecta ley y orden. Yo reconozco que la Inteligencia creativa sabe que hacer, como hacer y cuando hacer. Yo siento mi unidad con el Poder, el cual es el único poder que existe. No hay otro. Yo por lo tanto no doy poder a nada y ni a las situaciones. Yo me unifico con el Espíritu y mi vida opera como lo hace el universo, en perfecta ley y orden.


En el Libro de Génesis, el primer Libro en la Sagrada Biblia y la Torah, podemos leer que nosotros somos creados a imagen de D-s ... el Espíritu, la Vida y la Verdad ... esta Verdad es Inteligencia ... y debemos relacionarnos con la Vida y el Espíritu dentro de nosotros, inteligentemente, porque todos éstos están en unidad. Encontremos el Espíritu en nuestra alma, nuestra consciencia y hagámonos conscientes de la verdad de que estamos siempre avanzando hacia una más grande y más maravillosa experiencia de vida, ahora mismo, aquí mismo donde estamos.
¡Y ASI ES!


¡Mantengan la fe!
Reverendo Dr. Henry Lee Bates