Faith Offering / Donation


 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Reconociendo al Cristo en Navidad

          

          Hoy yo encontré a alguien que me dijo que ellos odian Navidad y yo debo decir que es la primera vez que alguien como nunca antes me haya dicho eso. Me tomó por sorpresa especialmente ya que se que la persona asiste a una iglesia episcopal. Quizás ellos no están claros sobre su entendimiento del significado de la celebración la cual es una celebración del "Cristo" ... la Ley del Amor que está siendo realizada en la consciencia de la humanidad.  Yo se que Jesús no nació en Diciembre 25 y yo se también que él no era el "Cristo" pero también se que sus enseñanzas y la consciencia Crística pueden ser muy bien ayudarnos a todos nosotros a encontrar "al Cristo" adentro de nosotros mismos. El místico estadounidense, Ernest Holmes, explicó ésto my sencillamente: "Los dos grandes maestros de la Biblia son Moisés y Jesús. Moisés enseñó la ley universal de causa y efecto. Jesús nos habla de una relación directa entre Dios y el hombre. Uno no está completo sin el otro. Ambas enseñanzas son necesarias".  Y continúa escribiendo: "El Espíritu interno, el cual es Dios, testimonio del hecho divino de que nosotros somos hijos de Dios, los hijos del Altísimo.
Como hijos de Dios somos herederos del cielo de la realidadd; herederos unidos con el Cristo. Cristo tipifica al Hijo universal del cual cada uno es miembro individual".

            Ernest Holmes sinceramente esperaba y creyó que todos aprenderíamos a "evolucionar" sus enseñanzas como el Maestro Jesús enseñó en simples parábolas para que los no educados pudieran comprender las profundas leyes espirituales creyendo que los iluminados  entre nosotros también evolucionarían sus enseñanzas. Unir a una religión la filosofía de cualquier gran maestro espiritual es ciertamente crear contradicciones; p.e. el cristianismo ha adaptado ciertos concepto de la filosofía de Platón a sus principios religiosos creando confusión. Para comprender el concepto "hijos de Dios" de las enseñanzas de Jesús nosotros debemos comprender que la palabra "hijo" en el idioma de Jesús, el arameo, quiere decir "una parte de" ... y la inteligencia revela que cada ser viviente es una "parte de"
D-s, no sólo aquello de la especie humana porque D-s es la Vida misma.

            Sin embargo, aún sin un profundo entendimiento de las enseñanzas de Jesús, su historia nos inspira a revelar más del Cristo dentro de nuestra propia alma o consciencia individual. El gran Dr. Norman Vincent Peale ilustra ésto en una historia de su niñez: " Una víspera de Navidad cuando yo tenía cerca de 10 años o also así, mi padre y yo pasábamos por la tienda por departamentos Burkhart's en Cincinnati cuando un viejo sucio con un sobretodo raído me detuvo, me tomó por la manga y dijo, "joven, me da algo".
            Yo retiré mi brazo, le dí al hombre un ligero empujón y me alejé, con indiferencia.
Mi padre se detuvo. "Tú no deberías tratar así a un hombre---en víspera de Navidad o en ningún otro momento".
            "Pero, papá", dije yo, "él es un vago".
            "No hay tal cosa como un vago, Norman", dijo mi padre, "Tal vez haya algunas gentes que no han hecho gran cosa de sus vidas, pero todos nosotros somos hijos de Dios".
            Entonces él sacó su vieja y escuálida billetera---nunca tenía mucho en ella---y me dió un dólar. Y dijo, "Vé alcanza a ese hombre. Dile, 'Señor, yo le doy este dólar en nombre de Jesús. Feliz Navidad".
            "Oh, no", yo dije. "No puedo hacer eso". El dijo, "tú haz lo que te digo, muchacho".             Ese tiempo realmente te importaba lo que los padres te decían.
            Así es que seguí al homnbre y le dije, "Señor, yo le doy este dólar en el nombre de Jesús. Feliz Navidad".
            El viejo estaba asombrado. Se quitó su vieja gorra y me hizo una reverencia y me dijo, "Le agradezco, joven señor. Feliz Navidad".
            En ese momento, su cara para mí se volvió hermosa. El ya no era un vago.
            Bueno, todo ésto sucedió hace muchos años atrás, pero yo lo recuerdo vívidamente porque mi padre me dió tal clara demostración del nuevo mandamiento que Jesús nos trajo.
            "Amaos unos a otros", dijo Jesús en Juán 13:34,  Nada de si es, es que, o peros. Sin reservas. Y así es como Jesús amó. El amó al pobre, al enfermo, a las prostitutas, a los criminales, a los "vagos".  El amó a aquellos que lo ridiculizaron, odiaron y Lo abusaron. Para mí, Navidad es acerca de esa manera de amar.
            Si tú estás buscando palabras para ser más grande, déjame decirte que tú nunca serás más grande, ni más sabio, ni más bello que cuando tú estás poniendo esas palabras a trabajar. Amaos unos a otros".

            El espíritu Crístico dentro de nosotros puede estar obligado a ser revelado desde adentro de nosotros de muchas maneras y no tenemos que ser religiosos para que ésto sea verdad. Ya sea que recibimos nuestra inspiración de parte de Jesús, Buda, Krishna o Paramahansa Yogananda, poco importa, lo que importa es como nosotros traducimos esta inspiración en acciones que obtenemos en nuestras experiencias de vida. Y la época de Hanukkah y Navidad nos dan plenitud de oportunidades para experimentar el Cristo mismo de nosotros. Es una época de dar y más que todo de reconocimiento de que hay Algo más en nosotros que la mera carne y huesos. Es una época para extender nuestro corazón y nuestro espíritu a aquellos que conocemos y a aquellos que no conocemos. Es tiempo de compatir no sólo cosas de naturaleza material sino aquellas cosas del corazón; bondad, empatía y amor.

            Esta historia viene de un sermón del Dr. Norman Vincent Peale compuesto en 1970:
"Una víspera de Navidad hace más de 35 años atrás yo estaba en Syracuse. La gente de la iglesia estaba distribuyendo grandes, abultadas canastas de Navidad motivados por el amor a familias pobres en el vecindario.
            Todas las canastas habían sido repartidas menos una y yo me ofrecí para entregar la última. Me llevó a una extraña aventura. La casa era poco más que una casucha detrás de unas delapidadas viviendas. Y obviamente una sobre trabajada joven esposa me admitió.
            Yo podía ver que ella había estado restregando la ropa de la familia en una acalorada banera al estilo antiguo. En abultado sofa tendido el joven esposo obviamente entrado en sus copas. La esposa siguió mi mirada. "El es un hombre maravilloso" dijo defensivamente. "Si no fuera por esa debilidad, él llegaría lejos. Y lo hará ... él lo hará".
            Su voz se ahogo en su garganta. En la pared, sorprendentemente, había dos excelentes pinturas las cuales parecían muy fuera de lugar dado el ambiente. Ellas mostraban gente obviamente digna y sobresaliente. "Ellos eran sus padres", explicó ella, "que eran gente buena de Nueva Inglaterra. El no se habría desecho de esas pinturas aún si estuvieran muriendo de hambre. Yo creí que ellos representan su posición en la vida, tal vez con esperanza".
            Yo le dí la canasta a la joven mujer, le deseé una Feliz Navidad, y me determiné a ayudar a esa familia de una manera más creativa que simplemente una canasta de Navidad. Al día siguiente, Navidad, pasé para ver de nuevo a esa gente y tuve una visita agradable. Al domingo siguiente aparecieron en la iglesia y se mantuvieron asistiendo cada semana.
            Yo pase el día que ellos se mudaron a una simple pero linda casa. Yo debo admitir que me emocioné un poco cuando ví a Fred portando aquellos dos retratos hasta la nueva casa. Era Julio cuando ellos se trasladaron, pero no pareció nada incongruente cuando Fred dijo felizmente, "¡Feliz Navidad!".
¿Por qué no?  Fue en Navidad que la vida comenzó a ser feliz para esta linda familia".

            Lo que el Dr. Peale le dió a esta familia fue mucho más allá de los juicios humanos que la evidencia que vemos en nuestro mundo de hoy.  La mayoría de la gente, incluyendo la mayoría de los ministros, predicadores, sacerdotes y rabinos, habrían tenido poca empatía para esta joven pareja la cual parecía una mujer supertrabajadora y un esposo borracho. Demasiado de nosotros habrían dejado la canasta y eliminado de nuestra mente cualquier preocupación sobre ellos. Sin embargo, es el Cristo que nos habría obligado a dejar de lado nuestros juícios y dado más de lo que el Dr. Peale les dió; dignidad, respeto y valor.

            Pensemos en el Cristo interior mientras leemos estas palabras del Salmo 51:10 de la sabiduría antigua:  "Crea en mí un corazón limpio, O Dios, y renueva un espíritu bueno dentro de mí" ---- y agregemos,  " cuando yo reconozco el Cristo en mí en Navidad y durante
todo el Año Nuevo".

¡Y ASI SEA!

¡Mantengan la fe!
Rev. Henry Bates