Hace unos meses,
recibí un mensaje de alguien que estaba experimentando dificultades financieras
y lo ha estado durante bastante tiempo. Me dijo que su pareja le robó dinero,
razón por la cual está en la situación financiera en la que se encuentra. Según
él, estuvieron juntos durante 28 años y luego las cosas empezaron a ir mal y
sus ingresos disminuyeron drásticamente. También estaba siendo amenazado por
una demanda debido a un trabajo que estaba haciendo que salió mal; y que fue
culpa del subcontratista. Su pareja lodejó y supuestamente también se llevó
mucho dinero.
A medida que avanzaba nuestra
conversación, descubrí que él vendió su casa y, aunque aún debía la hipoteca y
había un embargo, debido a la demanda, pudo obtener varios miles de dólares del
acuerdo. Rentó una vivienda e
inmediatamente compró muebles nuevos para amoblarla. Aunque tenía un Mercedes
modelo más nuevo (no de los menos caros), compró un BMW (tampoco uno
menos caro) para tener un segundo auto
en caso de que el Mercedes necesitara reparaciones. En otras palabras,
su hábito de vivir con "sabor a champaña en un bolsillo de cerveza",
como solía decir mi padre, lo devolvió al desastre financiero. Su explicación
fue que todo cambió para él cuando su pareja tomó su dinero.
Este no es un escenario muy
inusitado como uno podría esperar. La culpa es la cobertura de la vergüenza o
al menos un intento de encubrirla. Sin embargo, la vergüenza no nos beneficia
más que la culpa, ya que ninguna de ellas nos proporciona un estado mental sano
que resolverá nuestros problemas. Tanto la vergüenza como la culpa nos atan al
error y, como sabemos, debemos olvidar el error, pero recordar la lección.
Recordar la lección sin el estrés mental de vergüenza o culpa nos da la
oportunidad de abrir nuestra mente a aquello que eleva nuestra conciencia por
encima del error para conseguir lo que nos proporcionará soluciones. La culpa
es solo otra forma de expresar vergüenza. Las dos reacciones mentales son casi
sinónimas espiritualmente.
Esto es lo que dijo el gran Dr.
Joseph Murphy sobre las reacciones mentales; la vergüenza y la culpa caen en
esto: “Tu actitud mental es tu reacción mental ante las
personas, las circunstancias, las condiciones y los objetos en el espacio. Uno
puede desarrollar la actitud mental correcta cuando se percata de que nada
externo puede alterarnos o lastimarnos sin nuestro consentimiento mental. Uno
eres el único pensador en tu mundo; en consecuencia, nada puede llevarlo a la
ira o la felicidad sin su consentimiento mental.
Usted tiene el poder de control
mediante el uso racional de su mente subconsciente. Siéntese tranquilamente
ahora y piense en un hermoso lago en la cima de una montaña; es una noche
tranquila, quieta. En la superficie del lago en calma y apacible , se ven
reflejadas las estrellas, la luna y quizás los árboles cercanos. Si el lago
está perturbado, no verá las estrellas ni la luna. Del mismo modo, aquiete su
mente, relájase y déjase llevar. Piense en paz y quietud; ¡Luego, sobre las
aguas reflejadas de su mente, se moverá
la respuesta a su pregunta!"
La solución del Dr.
Murphy puede parecer simplista, pero de hecho es la única manera de
contrarrestar los trastornos en nuestra mente causados por la vergüenza o la
culpa. Al principio puede que no sea una práctica espiritual fácil, pero con el
tiempo producirá resultados maravillosos. La mente tranquila está alineada con
toda la fuerza de la Inteligencia en el universo y con el Espíritu. La culpa
nunca aliviará el dolor mental de la vergüenza y en la mayoría de los casos
solo lo acrecentara; primero, nos avergonzamos de cometer el error o de ser
manipulados o engañados, y luego nos avergonzamos de haber sido culpables en
lugar de responsabilizarnos de nuestro error.
Yo añadiría a la
excelente práctica espiritual del Dr. Murphy una sugerencia de que hagamos un
tiempo para sentarnos en silencio y pensar mentalmente en el "amor
propio", ya que creo que el perdón y el dolor de la vergüenza o la culpa
nos obligan a renovar nuestra autoestima, nuestra imagen; sentir y creer que
somos dignos de amor.
En respuesta a la solución para evitar tanto
la vergüenza como la culpa, el Reverendo Ike dijo "deja de ser tu propio
enemigo". Y estas son palabras poderosas. Tanto la vergüenza como la culpa
converiten en víctimas a nuestra autoconfianza y autoestima. Somos más que
nuestros errores ... mucho más.
¡Mantener la fe!
Henry Lee Bates
(Dr. Reverendo)