Mensaje semanal para noviembre 27, 2022
inspiración no simpatía
“No hables de pobreza, no la investigues
ni te preocupes por ella. No importa
cuáles sean sus causas, tú no tienes
nada que ver con ellas.
Lo que te debe
preocupar es la cura.
No pierdas tu tiempo
en obras de caridad, o movimientos de
caridad; toda caridad tiende a
perpetuar la miseria que pretende
erradicar solamente.
No digo que debáis
ser duros de corazón o crueles y rehusar
escuchar el grito de necesidad; pero no
debe tratar de erradicar la pobreza de
ninguna de las maneras convencionales.
Deja atrás la pobreza, y deja atrás todo
lo que le pertenece, y “haz el bien”.
Hacerse rico; esa es la mejor manera de
ayudar a los pobres.
Y no puedes
mantener la imagen mental que te hará
rico si llenas tu mente con imágenes de
pobreza. No lea libros o periódicos que
brinden relatos circunstanciales de la
miseria de los habitantes de las
viviendas, de los horrores del trabajo
infantil, etc. No lea nada que llene su
mente con imágenes sombrías de necesidad
y sufrimiento.
Tú no puedes ayudar
a los pobres en lo más mínimo si sabes
estas cosas; y el conocerlos en general
no tiende en absoluto a acabar con la
pobreza.
Lo que tiende a acabar con la pobreza no
es introducir imágenes de pobreza en tu
mente, sino grabar imágenes de riqueza
en la mente de los pobres.
No estás abandonando
a los pobres en su miseria cuando te
niegas a permitir que tu mente se llene
de imágenes de esa miseria.
La pobreza puede
eliminarse, sin aumentar el número de
personas adineradas que piensan en la
pobreza, sino aumentando el número de
personas pobres que se proponen con fe
hacerse ricos.
Los pobres no necesitan caridad;
necesitan inspiración. La caridad sólo
les envía una hogaza de pan para
mantenerlos vivos en su miseria, o les
da un entretenimiento para que se
olviden por una hora o dos; pero la
inspiración hará que se levanten de su
miseria. Si quieres ayudar a los pobres,
demuéstrales que pueden enriquecerse;
demuéstralo haciéndote rico tú mismo". -
Wallace D. Wattles, autor de The Science
of Getting Rich
El Sr. Wattles con sus
palabras hace énfasis en que debemos
alejar nuestra mente de la pobreza y la
miseria, y estoy de acuerdo con él. Pero,
lo que no nos dice con estas palabras es
que si podemos "lograr la pobreza
entonces podemos lograr la prosperidad".
La pobreza simplemente no aparece en
nuestras vidas por accidente, la
logramos permitiéndonos creer un número
de cosas sobre nosotros mismos y el
mundo en el que vivimos. Alguien me
preguntó una vez si estaba bien orar por
dinero, y les dije que todo depende de a
quién o a qué le estés orando. Si
estamos orando por alguien o algo fuera
de nuestra propia conciencia, lo más
probable es que no obtengamos mucho
dinero. Nuestra conciencia debe tener un
propósito hacia la riqueza, y lo hacemos
al registrar en nuestra mente que
podemos volvernos ricos en cualquier
grado que creamos de verdad y que
deseemos lograr. Una de las claves para
un cambio exitoso en nuestras finanzas,
nuestro éxito, nuestro progreso, es
saber que “lo que uno puede hacer, todos
lo pueden hacer”. Sin excepciones.
Depende de nosotros elegir lo que
queremos y mantener nuestra mente fija
en ello hasta que lo hayamos logrado.
Nadie más necesita saber qué es lo que
nos impulsa o nos inspira, porque nadie
más puede pensar por nosotros, soñar por
nosotros o sostener el propósito que nos
hemos trazado.
Las palabras de Wallace D.
Wattles pueden ser duras para algunos,
pero son la verdad. Puedo recordar hace
muchos años cuando luché por dinero,
tomé un libro del Dr. Joseph Murphy y él
había escrito, "la pobreza es una
enfermedad mental". Estaba tan enojado
por esas palabras que tiré el libro al
otro lado de la habitación. Unas horas
más tarde lo recogí y lo leí de cabo a
rabo. La pobreza solo puede ser una
enfermedad mental si mantenemos
pensamientos e imágenes de pobreza en
nuestra mente. No podemos tener simpatía
por nosotros mismos si sabemos que
nuestra pobreza es autoimpuesta. Podemos
inspirarnos sabiendo que si podemos
lograr la pobreza, también podemos
lograr lo contrario.
¡Y ASI ES!
¡Mantengan la fe!
Reverendo Dr. Henry Lee
Bates
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