El mensaje de esta
semana es un homenaje al Dr. Ernest Holmes; autor de The Science of Mind y
muchos otros libros. El "Cómo Usar la Ciencia de la Mente" del Dr.
Holmes se utiliza como libro de texto en la mayoría de las clases espirituales
afiliadas a las organizaciones que forman parte del Movimiento que él inspiró.
Este mensaje es de ese libro [ligeramente modificado]:
Nada ocurre por casualidad en el
universo. Todo está de acuerdo con la ley. La fe es una ley, y actúa como tal.
La ley de la fe es una ley de la creencia, una creencia tan completa que la
mente ya no la rechaza. Esta creencia debe ser tanto subjetiva como objetiva.
Debe penetrar nuestra conciencia interior.
El sanador espiritual tiene una
convicción completa de que el uso más elevado de la Ley de causa y efecto
trasciende el uso más bajo de la misma. Aunque uno comienza con solo una
convicción intelectual o lógica de ésto, una intuición espiritual dentro de uno
apoyará esta lógica y nos dará una conciencia de su realidad. Esto elevará
nuestra fe a un lugar de total certeza. La conciencia espiritual debe agregarse
a la técnica mental. La técnica mental es el uso que hacemos de esta
conciencia.
El sanador espiritual debe saber que
las condiciones fluyen de las causas y no al revés, que todo en el mundo físico
es un efecto que debe tener una causa mental y espiritual detrás de él.
Cambiamos la causa y la Ley cambia el hecho. Es solo cuando hay una comprensión
de la supremacía de la fuerza del pensamiento espiritual sobre lo que parece
resistirlo, que existe algún poder en una afirmación / tratamiento.
Se podría preguntar si ésto es
diferente de la fe. Solo en el sentido de que es la fe utilizada como
comprensión, la fe aplicada conscientemente para propósitos definidos, la fe definitivamente
dirigida a fines específicos. Cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, no
estaba convirtiendo el agua en vino; no encontraba dinero en la boca del pez ni
curaba al ciego. Estaba multiplicando panes y peces. Estaba usando su conciencia
espiritual con el propósito definido de alimentar a la multitud. Multiplicó la
idea en su propia conciencia, dio gracias y con sublime indiferencia les dijo
que distribuyeran el resultado entre la multitud.
Este fue, de
hecho, un acto de fe incondicionada, pero fue una fe definida. Estaba haciendo
algo específico. Jesús fue definitivo en su uso del poder espiritual. Cuando le
dijo al ciego que viera que estaba usando su conciencia de visión espiritual
con el propósito de cambiar la ceguera en visión. La ceguera era una condición
objetiva que él ignoró. Su equivalente mental y espiritual de ver era mayor que
el equivalente mental del hombre de no poder ver, por lo tanto, lo trascendió e
inmediatamente se abrieron los ojos del hombre.
Quien estudia los actos de fe a
través de los tiempos descubre que la fe efectiva siempre se ha aplicado a
propósitos específicos cuando se han obtenido resultados definitivos. Hay una
historia auténtica de un hombre que rezó para que Dios levantara la niebla.
Estaba entrando en un puerto y el capitán de su barco se negó a atracar en la
niebla. Este hombre de gran fe espiritual llevó al capitán a su cabina y rezó
con él para que se levantara la niebla. Cuando subieron a cubierta se había
despejado. Este hombre era un buen predicador ortodoxo anticuado, pero cumplía
con la ley de la fe. Estaba viendo a través de la niebla hacia la luz.
Alguien que practica la curación
mental espiritual se enfrenta continuamente con la niebla del miedo, la
superstición y la duda; de lo contrario, no habría ocasión para practicar. Uno
se perderá en la niebla o verá a través de ella. Aunque la niebla está allí, el
sol siempre brilla: ésto es a lo que nos aferramos. Declaramos que el sol
brilla y que la niebla se disipa. Este es nuestro acto de fe, nuestro
cumplimiento de la Ley, nuestra entrega de las apariencias a una mayor certeza
de nuestra propia conciencia.
Ya que ésto es así, el sanador
espiritual debe pasar mucho tiempo solo en meditación tranquila hasta que el
Espíritu se vuelva tan real para nosotros como la forma. La práctica de la
mente espiritual no requiere una gran concentración, sino una profunda
realización y convicción.
Si esta profunda convicción fuera
algo que tuviéramos que implantar en nuestras mentes, estaríamos perdidos en un
mar de filosofía especulativa. Lo maravilloso de ésto es que la profunda
convicción ya está ahí cuando aclaramos la confusión. Si uno tuviera que poner
vida en la Vida, no podríamos hacerlo, estaríamos perdidos. Pero si la Vida ya
está en el centro de todo, uno puede reconocerla. Esto es lo que es la práctica
mental espiritual. Es el reconocimiento de una armonía profunda y permanente en
el centro de todo.
¡Mantengan la fe!
Henry Lee Bates
(Dr. Reverendo)